En las transitadas calles de nuestro país, donde los vehículos llenan las vías y el tráfico se convierte en parte de la rutina, el estrés y la ansiedad son factores que los conductores cargan consigo a la hora de manejar y que muchas veces provocan accidentes de tránsito.
En un mundo donde el transporte es una parte esencial de la vida de las personas, es común que los conductores se vean exigidos a contar con habilidades y destrezas técnicas para conducir un vehículo. Sin embargo, ¿qué tan preparados están emocional y psicológicamente para asumir la responsabilidad de estar al volante?
Al respecto, cabe precisar que la sociedad chilena ha experimentado cambios significativos en los últimos años, sobre todo post pandemia, lo que ha llevado a un aumento en los niveles de estrés en la población. Este agobio puede manifestarse en las interacciones al volante, aumentando las posibilidades de cometer errores o reaccionar de manera impulsiva o imprudente frente a situaciones difíciles.
El “Estudio de opinión pública de seguridad vial en Chile”, publicado por Cadem en enero de 2023, detalla que aunque el 76% de los encuestados declara preocupación por los accidentes de tránsito, esta temática se sitúa en un nivel de relevancia inferior en comparación con otras preocupaciones como la salud, la educación y la delincuencia.
“Los hallazgos de este estudio reflejan claramente que no existe una profundidad en materia de conciencia y cultura vial, además del estado actual de los conductores, que erróneamente miran por separado los accidentes de tránsito y la salud. Por lo mismo, es necesario fomentar una mayor percepción del riesgo y generar una comprensión realista de la magnitud del problema. De la misma forma, es fundamental educar sobre la importancia del autocuidado y el cumplimiento de las normas de tránsito.”
Pablo Díaz, Gerente Comercial Blackay
Señales de alerta
Ya es comúnmente aceptado que la ira y el enojo, es decir, el estado de alteración mental de un conductor, impactan en su rendimiento en las vías públicas. En concreto, los conductores agresivos tienden a manejar a velocidades más altas y cometen más errores en comparación con los conductores no agresivos. Esto pone en peligro a otros usuarios de las carreteras, ya sean peatones, ciclistas u otros conductores, sin importar si se trata de calles, autopistas o carreteras.
Pablo Díaz, comenta que “conducir un automóvil no se trata solo de manejar bien, conocer las normas de tráfico y dominar las habilidades de manejo. Es igualmente importante, y a menudo pasado por alto, estar preparados emocionalmente para enfrentar los desafíos que se presentan en las vías. Desde el estrés del tráfico hasta las situaciones de emergencia, la capacidad de controlar nuestras emociones y mantener una mente clara puede marcar la diferencia entre un viaje seguro y uno lleno de peligro”.
Es fácil reconocer cuando nos encontramos alterados mientras manejamos: nuestro corazón se acelera, nuestras manos sudan, nuestra boca se seca y pueden aparecernos algunos tics nerviosos. Estos síntomas fisiológicos son causados por emociones como el nerviosismo, la rabia, la depresión, el estrés y la preocupación.
Es aquí donde nuestra autoevaluación debería ser primordial. “Si nos sentimos emocionalmente inestables debido a asuntos personales, sentimentales, familiares o laborales, es recomendable evaluarnos antes de conducir”, explica Pablo Díaz.
Y sobre ese punto, agrega: “Al igual que cuando nos sentimos cansados, debemos ser capaces de determinar si estamos aptos emocionalmente para emprender el viaje. Si no es así, espera un momento y no conduzcas. Si ya estás conduciendo, detente, respira profundo e intenta calmarte. Si es necesario, toma otro medio de transporte. Reconocer nuestros límites emocionales es fundamental. Trabajar en nuestra inteligencia emocional nos permitirá identificar y gestionar los factores desencadenantes que no favorecen una conducción segura”.
Entonces: ¿Qué puede hacer para no convertirse en un peligro al volante? Pasar por una autoevaluación es clave. Tomarse un momento para evaluar sus emociones antes de conducir, es sencillo y rápido; lo primero es preguntarse qué tan calmado, concentrado y bajo control se encuentra. Si la respuesta es negativa, indicando que está experimentando altos niveles de estrés, enojo o tristeza, usted debería tomarse el tiempo necesario para calmar sus emociones antes de conducir.
Al mismo tiempo, se recomienda aplicar técnicas de relajación, como respirar profundamente o escuchar música relajante, podría ayudarlo hasta alcanzar un estado más equilibrado.
Trabajadores estresados, conductores peligrosos
Conducir es un acto que requiere toda nuestra atención y donde debemos aplicar nuestra inteligencia, incluyendo la emocional. Lo anterior se hace sumamente complejo cuando hablamos de trabajadores que se desempeñan frente al volante, como conductores de flotas o camiones, quienes sumado al estrés deben estar atentos al 100% a la ruta.
“En estos tiempos extraordinarios donde el comercio necesita una entrega casi inmediata, los conductores están bajo una intensa presión para mantener los niveles de operación actuales. Esto genera mucho estrés y cansancio en ellos”, explica el ejecutivo de Blackay.
Por ello, tecnología como las cámaras de asistencia de fatiga y hábitos en la conducción son una parte esencial en el plan operativo de las compañías de transporte y minería más importantes en Chile para mantener a los conductores seguros, ya que permiten realizar un seguimiento de los niveles de fatiga de sus conductores en tiempo real e identificar cuándo se necesita un descanso o una acción inmediata
“El fortalecimiento de nuestras habilidades emocionales es fundamentales para garantizar un entorno vial menos vulnerable. Como sociedad, debemos promover la necesidad de considerar la salud mental un punto de gran valor antes de tomar las llaves y acudir también a la ayuda de la tecnología que puede mitigar el error humano al volante”, concluye Pablo Díaz.